Bueno pues ya ha pasado el efecto Jesús Vidal. Volvemos a la realidad, volvemos a los cines sin acceso para persona con movilidad reducida, volvemos al incumplimiento de la Ley 4/2017, de 25 de septiembre, de los Derechos y la Atención a las Personas con Discapacidad en Andalucía, volvemos a las señales de tráfico en las que pone discapacitados, volvemos a las entradas de los edificios públicos donde pone «acceso para minusválidos», volvemos a no tener unas instalaciones dignas para poder disfrutar del deporte adaptado, volvemos a no tener los suficientes intérprete de lengua de signos, volvemos a no tener carteles indicativos en braile para las personas ciegas, volvemos a la falta de pictogramas para niños con autismo o Asperger, volvemos a no poder estudiar por falta de accesibilidad, volvemos a tener que estar encerrados en nuestra casa porque no tenemos la accesibilidad suficiente en nuestro propio edificio para poder salir, volvemos a tener que estar sin apenas llegar a fin de mes porque la Ley de Dependencia no es suficiente para alguna persona con una discapacidad severa y que vive sola.
No volvemos, nunca nos fuimos.
La fiebre de las personas con discapacidad no se apaga en una semana con un premio a una persona que se lo ha ganado con todo el esfuerzo del mundo, que nadie le quita el mérito a nadie, pero a muchas personas con discapacidad le ha sonado a “pan para hoy y hambre para mañana». Eso solo lo sabe el jurado…Total, que volvemos al trabajo diario en el que incansablemente estaremos cada día al pie del cañón, pero que ese trabajo no ha cesado nunca, ni antes de los Goya ni después. Así que las palabras, inclusión, visibilidad y diversidad duren para siempre; que no solo sea por una semana…
Hacia la accesibilidad universal.